Por un verano sin polera


Lo que está de moda: gimnasios, clases de baile, dietas y corcheteos de guata. Toda una sociedad insatisfecha con su cuerpo- después de comérselo todo en el 18 más largo de la última década- intentando desesperadamente bajar de peso para pasar un "digno" verano sin polera.
No es simplemente un tema de vanidad o de salud, como lo promocionan. Ser gordo en esta sociedad es como ser la maleza del jardín o como un garabato entre formas perfectas. Es un atentado al paradigma de la belleza.
Modelos raquíticas, tallas standard, teleseries que muestran la anécdota de ser una "gorda bella".
La industria de lo flaco es tan monstruosa que alimenta un exceso mucho mayor que el de comer a destajo: la insatisfacción personal, la baja autoestima y el dolor de no querer tu propio cuerpo... de no querer ser quien eres.

No hay nadie, por más flaca que sea, que en algún momento de su vida no se haya sentido gorda.
"Guatona" es sin duda una ofensa. Y grave. Y ante la feroz competencia, adelgazar se vuelve un imperativo más de la sociedad de consumo.
No consigues pega si estás gordo. Te miran feo si eres gordo. Estás soltero si eres gordo...
¿Y qué es ser gordo?
Nadie piensa que la maleza del jardín muchas veces es la hierba que nace para curar tus enfermedades; de hecho la filosofía herbolaria dice que todo lo que necesitas para estar saludable crece en tu jardín. Nadie ve en un garabato hecho entre formas perfectas la expresión máxima de la creatividad. 
Mucho se habla de la tolerancia y de la diversidad en este país, pero nadie quiere ni respeta a los gordos. Los gordos, si no fuera por Botero, estarían condenados al infierno.
Sin embargo, toda la iconografía infernal está siempre llena de flacos, de figuras calavéricas; mientras que en el cielo, los querubines rollizos abundan con miradas y sonrisas de gordos felices.
En otros tiempos, el paradigma de la belleza no era la rubia platinada de ojos claros y cuerpo de Barbie que la ridícula sociedad chilena aspira ser. Al contrario. La rolliza Venus de Milo era el símbolo máximo de la fertilidad y gozaba de numerosas adoraciones y "la gordura era parte de la hermosura"...
Yo digo que tengo un cuerpo creativo.
Ocupo un gran espacio en este mundo.
Eso no me hace ni más fea ni más linda, simplemente me hace diferente. Y eso es algo que me agrada.
Tengo también el derecho de vivir un verano sin polera.
La pregunta es ¿porqué debajo de la polera tiene que haber siempre lo mismo?
Hago una invitación a sorprenderse.
A cambiar el paradigma de la belleza.



No hay comentarios.: