Publicidad y Transantiago.

Soy de las personas que muchas veces sale corriendo tras una micro, por lo que al estar aún lejos del paradero me resulta sumamente útil visualizar el número de recorrido de la micro, ya sea en la pantallita de atrás o en la gráfica del costado.

Sin embargo y pese al constante aumento del valor en el precio del pasaje de nuestra locomoción colectiva, desde hace algún tiempo me ha pasado en más de una oportunidad, que la micro que pasa viene completamente empaquetada en publicidad, salvo la cara de adelante y que es la que no tengo posibilidad de ver cuando salgo corriendo tras la micro, por lo que debo conformarme con la gráfica de Wom.



En primer lugar, los buses del Transantiago no son buses de última generación ni algo cercano a un transporte cómodo. Son viejos, chatarrientos, con amortiguadores de Tagadá que nos dejan los riñones en la luna de tanto que saltan, terriblemente bulliciosos, sin aire acondicionado y profundamente incómodos. Algunos andan con el acordeón suelto, la tapa del motor abierto o pasaos a "quemá de aceite"... Pasan una vez a las miles, repletos, con 4 asientos porque cada día les quitan más butacas para meter más gente arriba y uno nunca sabe si el puto timbre sonó o no.

Una realidad en las flotas muy diferente a la que nos prometieron con la "modernización del transporte público" hace 11 años y absolutamente discordante de su modelo brasilero y colombiano, donde los buses son realmente modernos, confortables y puntuales (tienen aire acondicionado!).

Aunque nos parezcan micros amarillas pintadas de blanco y verde o resulten ser aquellos buses que esos países inspiradores dieron de baja en sus propios sistemas, las empresas concesionarias de vez en cuando reclaman que el valor del pasaje no les alcanza para cubrir sus gatos o para paliar su inversión y que el subsidio que aún le da el Estado no es suficiente, asi que se programa una nueva alza de pasajes....

La gente decide comprarse un auto. El parque automotriz se satura, todos odiamos andar en micro...

Yo entiendo que ellos puedan estar en crisis y querer más plata y también entiendo que su servicio es como la callampa y que no vale lo que nos intentan cobrar. Pero lo que no entiendo es donde va la plata que la publicidad que bannea completamente los buses entrega. 

Ellos deben brindar un servicio, y como dije en el primer párrafo, con la publicidad exagerada que muchas veces utilizan los buses, además de las pésimas condiciones en las que se encuentran las flotas o las deficiencias en el control de la frecuencia, ahora los usuarios padecemos de falta de información sobre los recorridos y acoso publicitario.

Esa publicidad sin duda paga mucha plata a las empresas concesionarias, dinero que no se utiliza ni para mejorar las flotas ni menos para paliar las alzas de pasaje. Por lo tanto, estas empresas truchas además de cobrarnos un ojo de la cara y recibir un aporte del Estado, ahora están utilizando un servicio "público" para vender espacios de difusión a marcas que no tienen nada que ver con el transporte público y que no hacen más que enriquecer los bolsillos de los empresarios concesionados, mientras se sigue profundizando la crisis del transporte en Chile.

Robo, corrupción y desmantelamiento de lo público en un sistema que dice que lo privado es lo eficiente, cuando en verdad lo único que le interesa a los privados, es seguir abusando de la ingenuidad de la gente.