Juegos de niña



Cuando era chica, tenía la manía de tomarme literalmente las frases de la sabiduría popular.
Así pasé como 3 años "levantándome con el pié derecho", en una búsqueda de éxito constante.
Despertaba y me quedaba en la cama. Bajaba el pié derecho primero y luego me paraba. Y daba el primer paso con el pié derecho, para que mi día fuera 100% positivo y me fuera bien.
Ay de mi si se me olvidaba o si despertaba apurada, podía levantarme con el pié izquierdo y dejar todo mi éxito en la cama...

Pero sin duda, la más compleja de todas las frases de esa época,  era aquella que rezaba que había que evitar reirse los viernes porque los domingos ibas a estar llorando. No era literalmente así, pero de eso se trataba: una supuesta cuota de risa y llanto semanal que era proporcional entre viernes y domingos.

Cada vez que lloraba un domingo me acordaba de lo que había hecho el viernes, y por lo general, había más de algún ataque de risa que era la supuesta causa de mi pesar dominical. Pero era casi imposible no reirse los viernes. A veces intentaba permanecer seria, pero siendo el viernes el mejor día de la semana, donde por lo general uno sale o se junta con los amigos, era imposible no reirse a carcajada limpia.

Es que es casi imposible que uno no se ria todos los días.
En algún momento del día más de alguna estupidez te roba una sonrisa o te arranca una carcajada. Además, las sonrisas son contagiosas. Al menos así lo dice un letrero dental con el que crecí y que aún mi madre conserva en su consulta: "Sonríe, es contagioso" , otra frase con la que jugaba de niña.

Me sentaba frente a los pacientes en la clínica dental y sonreía. Los miraba y sonreía. Y yo, de 6 años y sin dientes, los hacía reir sin hacer nada más que sonreir. Era efectiva. Es contagiosa.

Sin embargo, hoy  la gente anda seria. Todo el día seria, la cara larga les llega hasta el suelo. Y la seriedad es un valor sobreestimado en cada acto cotidiano, y temo, que también es contagiosa. Lo "poco serio" es mal visto, es de tontos o de rotos, y la estupidez en vez de causar risa, suele causar rabia.

Un mal humor abunda en Chile y yo, que ayer viernes me reí mucho (y no pienso llorar este domingo), pretendo conservar esa sonrisa e ir por la vida contagiándosela al resto, desentonado con el mundo que parece no reír muy a menudo.

Nunca comprobé si era cierta la frase de los viernes y los domingos. No tuve nunca interés por las estadísticas y una frase como esa, merecía un estudio serio. Lo que si sé, es que al encontrarme con este dibujo de Quino hoy en la mañana, he decidido volver a jugar el juego de la literalidad que jugaba de niña,
recobrar el espíritu del contagio y llevar la contra.
Y no le tendré nunca más miedo a reirme un viernes.


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