Cuando yo era chica, había dos semanas en las que nos plantábamos afuera de la Municipalidad de La Florida desde las 4 de la tarde para hacer la cola y entrar de los primeros a La Florida es Teatro, un festival popular, gratuito y de excelencia donde presencié espectáculos teatrales impresionantes como “El Húsar de la Muerte” o “Nemesio Pelao que es lo que te ha pasado”, la dramaturgia de Juan Radrigán, y con el paso del tiempo, algunos trabajos de compañías callejeras y de nuevo circo que, apiadados de los miles de jóvenes que dábamos vuelta a la muni durante toda la tarde, llegaban con maletas y estructuras a hacer espectáculos para hacer más agradable nuestra espera.
Con el cambio de alcaldía, para ser más precisa, cuando llegó la UDI a la alcaldía, este festival salió del municipio, se instaló en un mall, había que retirar las entradas con una boleta de compra de alguna tienda y la parrilla programática anunciaba espectáculos como “El pene me da pena”, “Los monólogos de la vagina”, “El bueno, el malo y el chico” y otros de esa índole que incluían a reconocidos actores nacionales, tales como Hotuiti, la señorita Jeannette, la licenciada Tetarelli y algún otro rostro de tv… El festival se fue a la mierda, pero para efectos de balances de oferta cultural dentro de la gestión municipal, el festival seguía siendo un éxito.
Este año, y sin duda gracias a la administración de un alcalde actor, el Festival cambió nuevamente de giro. Su masificación volverá a repletar un espacio municipal: el estadio bicentenario, y en cuanto a la programación, el giro vuelve a posicionar espectáculos de esos que hacen pensar y emocionan con más que un discurso fácil sobre el sexo, una mina rica o una comedia liviana a lo Teatro en CHV.
Y es que cuando hablamos de “cultura” la diferencia entre la izquierda y la derecha es abismal. Mientras para una importa la diversidad y garantizar los accesos, para la diestra importa la masa, el negocio y que la gente se entretenga con algún producto cultural derivado de la gran industria que manejan: la televisión. Es así como confirman la hegemonía y como mantienen a la opinión pública controlada, entretenida y ansiosa de seguir consumiendo los productos propios de la cultura de masas. En ese sentido la cultura de la derecha es peligrosa.
Galeano cuenta un cuento bien bonito sobre la función del arte, donde dice que escencialmente éste debe "ayudar a mirar", ayudar a descubrir, a pensar, a crear, imaginar... nada de eso se logra reafirmando los discursos y los falsos ídolos que la caja idiotizante posiciona día tras día en la comodidad de su hogar. Y por eso es muy importante que al menos una vez al año, en el llamado "mes del teatro", en una de las comunas más populosas del país, este festival de teatro recobre una programación diversa y artísticamente valorable, se instale en un espacio "público" y siga atrayendo a un gran número de espectadores, principalmente porque no es lo mismo decir “vamos a ver a Hotuiti” que “vamos a ver Hamlet” .
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