(foto Daniel Aguilera)
Por esta fecha en Talcahuano (Lugar de gaviotas) se está celebrando su hermoso carnaval.
Con esa estética fría de la playa sureña, mucho más abrigados que en el candente Río de Janeiro, en un rinconcito chileno, puerto pesquero, ancla deportiva, andan desfilando por las calles cabezudos que encarnan marinos, enanos y hasta la misma selección chilena, metiendo ruido con tarros con piedras, orquestas de bronce y trajes preparados desde el año pasado, con niños guatones corriendo muertos de la risa y perros vigilándoles el camino.
En muchos lugares de nuestro país se realizan este tipo de fiestas. En el norte la Tirana es la más famosa, pero también hay bailes chinos, carnavalitos, quemas del judas, cuasimodos, morenadas, etc., etc., todas ligadas a la más arcaica tradición de cada pueblo.
En Santiago este tipo de fiestas masivas ya no se hacen.
La magna Fiesta de la Primavera tenía un desfile por la Alameda de las Delicias con carros alegóricos y todas las casas pintadas de blanco.
Se elegía Reina y se celebraba la llegada de las flores.
¿Por qué será que hoy, cuando nos referimos a las “fiestas de la cultura” imaginamos inmediatamente el Forestal o la Quinta con un escenario gigante, el logo del Consejo y un desfile de cantantes dispuestos a hacernos bailar el baile de los que sobran?
Por esta fecha en Talcahuano (Lugar de gaviotas) se está celebrando su hermoso carnaval.
Con esa estética fría de la playa sureña, mucho más abrigados que en el candente Río de Janeiro, en un rinconcito chileno, puerto pesquero, ancla deportiva, andan desfilando por las calles cabezudos que encarnan marinos, enanos y hasta la misma selección chilena, metiendo ruido con tarros con piedras, orquestas de bronce y trajes preparados desde el año pasado, con niños guatones corriendo muertos de la risa y perros vigilándoles el camino.
En muchos lugares de nuestro país se realizan este tipo de fiestas. En el norte la Tirana es la más famosa, pero también hay bailes chinos, carnavalitos, quemas del judas, cuasimodos, morenadas, etc., etc., todas ligadas a la más arcaica tradición de cada pueblo.
En Santiago este tipo de fiestas masivas ya no se hacen.
La magna Fiesta de la Primavera tenía un desfile por la Alameda de las Delicias con carros alegóricos y todas las casas pintadas de blanco.
Se elegía Reina y se celebraba la llegada de las flores.
¿Por qué será que hoy, cuando nos referimos a las “fiestas de la cultura” imaginamos inmediatamente el Forestal o la Quinta con un escenario gigante, el logo del Consejo y un desfile de cantantes dispuestos a hacernos bailar el baile de los que sobran?
¿Por qué nos olvidamos de este tipo de fiestas? estas que desarrollan los mismos pueblos, con su gente… lo que en alemán se define como “folklore”.
¿Por qué seguimos avalando esta cultura de la basura, animada por el conde Brolok, el malo de Elisa y alguna niñita bonita que dice tener opinión política...
¿Por qué si es mucho mejor que el escenario sea la calle y que Bielsa sea el cabezudo que se montó encima don Raúl el señor del frente?
¿Por qué? si no nos identifca y nos distancia cada vez más de lo que son nuestras propias raíces.
Cultura no es lo mismo que espectáculo.
Brindo yo por los choreros
que andan de carnaval
porque hasta los carabineros
bailan en su arrabal!
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